Por alguna razón extraña, en Lima se acabó el óleo color ocre. Semanas antes del viaje estuve trabajando con el último tubo de 250 mm que me quedaba. Increíblemente, este era parte del enorme stock de óleos que me traje de Nueva York hace más de veinte años.
En general, en Lima se consigue casi todo para trabajar, hay muchas tiendas especializadas en materiales de arte. Entonces, que de pronto desapareciera el ocre, que es un color bastante común, era muy extraño. Y me hizo regresar a esas épocas en las que, cuando viajaba, llevaba una maleta extra para llenarla con óleos y tela para pintar.
Anoche tuve un sueño extraño: Bernie Sanders, que era el dependiente de una tienda de materiales de arte, me mostraba muy entusiasmado una nueva línea de colores al óleo. Muy contento los compré y me fui de inmediato a mi taller a pintar. Estaba en Nueva York.
Me desperté recordando el sueño muy nítidamente, lo cual es inusual. Agarré el celular y escribí en Google: “tienda materiales de arte, Cusco”. Me salió una en la calle Mesón de la Estrella 185.
Después de visitar algunas iglesias y ver maravillosas pinturas —la serie del Corpus Christi en el Museo Arzobispal—, fuimos a almorzar a Limo, un buen restaurante nikkei. Dimos un paseo por la plaza y decidí ir a ver dónde quedaba la tienda, pensando que, como era domingo, estaría cerrada y podría regresar al día siguiente.
Ardilla Art, así se llama la tienda. Estaba abierta. Y cuando pregunté si tenían tubos grandes de óleo color ocre, me mostraron varios de diferentes marcas. Los compré todos rápidamente pensando que podrían desaparecer.
Regresaré a Lima lleno de imágenes maravillosas y experiencias totales de todo lo que hemos visto y hecho en este viaje. Provisto de tubos de óleo color ocre. A continuar con “El buen lugar”.
Bernie Sanders tenía razón: siempre hay que creer en nuestros sueños.
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