El artista visual expía los fantasmas de una vida sodálite entregada a la obediencia absoluta. Su hermano Martín —quien también experimentó esta opresión religiosa y la infancia perdida— descorre el velo que transparenta lo maquiavélico detrás de la inocencia, lo inhumano frente a lo divino.
Escribe: Martín López de Romaña
La infancia, el más genuino sentido del yo, es lo que aflora o trata de aflorar en estas piezas, debatiéndose contra mecanismos complejos y opresivos. Al intervenir juguetes, objetos referidos a su niñez e imágenes relacionadas con sus vivencias como miembro del Sodalicio de Vida Cristiana, Vicente López de Romaña propone «des-profanar» estas experiencias, despercudirlas del proceso de manipulación mental y emocional que vivió en esta secta de corte rigorista.
El contraste entre ambos mundos, el de la inocencia y el de lo maquiavélico, permite vislumbrar las luchas interiores de una persona contra un sistema que pretende borrar su individualidad y que censura su creatividad. Un sistema enemigo del arte auténtico, de la libertad, del juego, del humor, signos todos del niño interior.
El artista se permite reír y burlarse de esa cosmovisión impuesta. Hay una penetrante y filuda sátira en Des-profanaciones, pero no está dirigida hacia los objetos sagrados ni a lo que representan, sino hacia la manipulación que una ideología controlista suele hacer de ellos.
En ese sentido, es una forma propositiva y positiva de afrontar y procesar unos fantasmas que no son fáciles de extirpar, pero que en esta muestra quedan desnudados en su inhumana, a la par de ridícula, idea del mundo, del hombre y de lo divino.
Open Studio: Calle Alfredo Silva 109 (Barranco, Lima), estará abierto para los diversos públicos hasta el 05 de mayo de 5 p.m. a 8 p.m.
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